Se enfrentó cara a cara con la vida. Hacía
tiempo que la había dejado de lado y ella a él. Pero llegado a ese punto se
miraron largo rato a los ojos, había olvidado de qué color eran. Se dijeron
todo lo que se tenían que decir, todo el odio, todo el amor, todo el rencor y
los peores sentimientos que un hombre puede guardar en su corazón se dijeron
con solo una mirada. Y tras encontrar la paz en su interior se aferro. Se
aferro a ella como nunca se había aferrado a nada. Peleo con todas sus fuerzas.
Se aferro a la vida, y la vida ganó.
Yaiza Courson
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